Rutas condicionan Vuelta | La Nación

2022-06-25 05:02:28 By : Mr. WARREN NG

El pésimo estado de las carreteras nacionales obligó al Comité Organizador de la Vuelta a Costa Rica a escoger rutas planas que determinaron un giro poco apto para escaladores de la gran montaña.

Así se desprende de un recorrido que realizó un equipo de La Nación por las 13 etapas en que consistirá la prueba más importante del ciclismo costarricense, la cual se extenderá del 14 al 26 de diciembre.

Iddis Tabares (primer plano) podría convertirse en figura de la Vuelta, favorecido por el predominio de etapas planas.

Este medio corroboró que el 69,2 por ciento de las pruebas se desarrollarán en tramos planos pues nueve de los episodios presentan esta característica.

Además, para esta edición se eliminaron dos etapas de alta montaña, las cuales quitaban y ponían líderes en la clasificación general: La ida y el regreso entre San José y San Isidro de El General, para superar el Cerro de la Muerte.

Esta edición únicamente contará con cuatro recorridos de montaña, pero su nivel de exigencia no es tan alto como el fatídico cerro.

También se realizará un cronoescalada --el punto más alto, a 2.000 sobre el nivel del mar-- entre Guadalupe de Goicoechea y Rancho Redondo, una etapa difícil, pero no imposible para la mayoría de los pedalistas.

De los 1.465 kilómetros que comprenden la Vuelta, la gran mayoría se encuentra en excelentes o buenas condiciones para el paso de los ciclistas.

Unicamente el trayecto entre Colorado de Abagares y la carretera Interamericana --seis kilómetros-- está en mal estado.

La edición de este año arranca con dos circuitos, cuyas vías son excelentes. Tanto el autódromo La Guácima como la autopista Próspero Fernández lucen inmejorables para la práctica del ciclismo.

El tercer día, la caravana tiene ante sí una buena carretera. Arranca en Turrialba, pasa por Siquirres, Guápiles, Puerto Viejo y remata en San Miguel de Sarapiquí.

Solo un lunar tiene esta etapa: el puente sobre el río Tigre aún no ha sido instalado y la ruta provisional presenta 200 metros en mal estado. Allí, pinchazos y caídas no deben extrañar a nadie.

Una interdistrital en San Carlos forma la cuarta etapa. Pueblos norteños como Santa Clara, El Tanque, Muelle, Florencia y Fortuna verán el desfile multicolor.

Este circuito presenta algunos tramos en mal estado, como 400 metros totalmente destrozados en Tanque, y profundos huecos en Muelle, pero en términos generales, es aceptable.

El tramo entre Santa Clara y la represa del volcán Arenal --la quinta fecha-- es uno de los más bellos paisajes por donde transitará la caravana. En cuanto a la carrera, presenta algunos huecos en la salida, en Cedral, y poco antes de la llegada.

La sexta etapa --entre Nuevo Arenal y Liberia--, dispone de 98 kilómetros de excelente carretera. Igual situación se observó en la doble a Liberia, donde los ciclistas no tendrán mayor problema para superar los 164 kilómetros del sétimo día.

Colorado de Abangares será el dolor de cabeza para ciclistas. Los primeros cuatro kilómetros de esta octava fecha están en óptimas condiciones, pero luego restán seis en el que los pedalistas no podrán rodar más que para el suelo, dado que la carretera dejó de existir hace varios meses y lo que queda es solo su recuerdo de ella.

El resto de la prueba --cuando toma la carretera Interamericana y remata en Nuevo Arenal-- está en buenos términos.

A pesar de que los organizadores de la Vuelta insisten en iniciar esta etapa allí por compromisos con algunos patrocinadores, lo recomendable es que arranque en Las Juntas, cuya capa asfáltica presenta un excelente estado.

Las últimos seis trayectos no ofrecerán mayor problema. El tramo entre Ciudad Quesada y Vázquez de Coronado luce bien, al igual que la cronoescalada de Guadalupe de Goicoechea a Rancho Redondo.

El 23 de diciembre se correrá la undécima fecha, con un circuito cerrado entre Cartago, Ochomogo, Hacienda Vieja de Curridabat y vuelta a la Vieja Metrópoli. Por disputarse en la pista Florencio del Castillo, esta ruta no tiene mayor problema.

La duodécima etapa será la más larga, con 192 kilómetros. Iniciará en San José, pasará por el túnel Zurquí, Guápiles, Siquirres, Turrialba y concluirá en Cartago.

Como único elemento que podría inquietar a los pedalistas, se comprobó que cerca del puente sobre el río Reventazón --en Turrialba-- se presentan constantes derrumbes que obstaculizan en tránsito regular.

El tradicional circuito Presidente será la antepenúltima prueba. Se efectuará del Parque de la Paz a Plaza América, para 96 kilómetros en perfectas condiciones.

La clausura del giro será un trayecto que arranca en San José, recorre Cartago, Juan Viñas, Turrialba, sube a Santa Cruz, supera Pacayas y termina en el Estadio Nacional.

Este recorrido presenta algunos tramos en mal estado. Por ejemplo, en El Carmen de Cartago --cerca del puente Bailey--, hay una zanja de unos diez centímetros a todo lo largo de la vía.

Además, antes de llegar a Pacayas, un riachuelo devoró parte de la carretera, por lo que los ciclistas tendrán que pasar por una franja muy angosta.

La Nación observó, el miércoles anterior, una cuadrilla del Ministerio de Obras Públicas y Transportes que bacheaba el trayecto entre La Pastora y Santa Cruz de Turrialba.

La ausencia de alta montaña beneficiará a los antillanosCondicionados por su geografía, los ciclistas cubanos han realizado en los últimos años un proverbial esfuerzo para soportar la alta montaña. Este año, serán los más felices porque en la Vuelta predomina el terreno plano.

Cuba es una isla que carece de terreno alto para especializar a sus pedalistas, por lo que su fuerte es el ciclismo de paso, en particular, para los embalajes, en lo que son reyes de la región.

Con la idea de superar esta limitación, hace más de diez años comenzaron a preparar una hornada de atletas que pudiesen defenderse en la alta montaña y brillar en el plano.

Es por ello que desde hace dos años irrumpieron en ciclismo continental y entre sus mayores logros está el ganar la Vuelta a Guatemala en 1994, con Eliécer Valdez.

Ahora, el giro nacional tendrá otra buena oportunidad para el pedalismo antillano pues el recorrido programado se adecua a sus características físicas y estratégicas.

Es probable que ciclistas como Iddis Tabares, Jesús Núñez, Rigoberto Ramírez, Osmani Alvarez y el mismo Valdez no se conformen con ganar etapas, sino que se atrevan a disputar el suéter amarillo hasta el final.

En las anteriores vueltas, los cubanos debían reservar energías para sobrepasar el Cerro de la Muerte y, en consecuencia, no daban todo en las etapas planas o de media montaña.

Ahora, tendrán la ventaja de que la alta montaña estará ausente y que las etapas de altura son superables para ellos con cierta facilidad.

En el caso contrario se encuentra el equipo de Colombia. Reconocidos en el mundo como hábiles escaladores --por eso se les llama escarabajos-- en esta oportunidad no tendrán el Cerro como máximo aliado.

Esto también vale para los equipos nacionales que, como es ya costumbre, contratan pedalistas colombianos para reforzar a sus equipos --de peones o de capos--.

En cuanto a los ciclistas costarricenses, Federico Ramírez se vislumbra como favorito ya que se desempeña con igual fortuna en plano y montaña.

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© 2022 Todos los derechos reservados, cualquier uso requiere autorización expresa y por escrito de Grupo Nación GN S.A.

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